Para los amantes del esquí el nombre Val d’Isere es sinónimo de nieve asegurada y deporte de aventuras. En el corazón de los Alpes franceses, este resort está escoltado por dos glaciares que garantizan pistas esquiables durante gran parte de año. A tan sólo 5 kilómetros de la frontera con Italia, esta famosa estación de esquí se encuentra en el Parque Natural de Vanoise, en el departamento de Saboya (Francia). Al igual que otras estaciones alpinas de Francia, Val d’Isere ha acogido en sus laderas etapas del Tour de Francia.
Val-d’Isère es, a sus 1.821 metros de altura, una de las estaciones de esquí más famosas de los Alpes franceses y conforma junto a la estación de esquí de Tignes “el espacio de esquí más bonito del mundo“, el llamado Espace Killy, en honor al campeón olímpico Jean-Claude Killy.
De hecho, ya solo Solaise y Bellevarde, las dos montañas de Val-d’Isère, ofrecen a esquiadores de todos los niveles una amplísima oferta en pistas y variantes que van desde una ladera para principiantes hasta un recorrido para profesionales del más alto nivel. Y, gracias a las muchas cumbres de casi 4.000 metros que rodean la estación de esquí de Val-d’Isère, las muchas posibilidades que hay de practicar freeride o esquí fuera de pista se han convertido ya en legendarias.
De estas cumbres, la más impresionante sin duda alguna es la de Grande Motte, con 3.656 metros, en cuyas pendientes glaciares se encuentran también las pistas más altas de toda la zona de esquí. No es de extrañar, pues, que sea en las pistas de la estación de esquí de Val d’Isère donde se celebren cada año muchas pruebas del Campeonato del Mundo de Esquí Alpino.
Desde los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville, celebrados en febrero de 1992, uno de los descensos de Val d’Isére se ha convertido, además en toda una leyenda: la pista Bellevarde, diseñada especialmente para la prueba de descenso por el suizo Bernhard Rüssi, antiguo campeón del mundo, y desde entonces uno de los descensos más míticos de la historia del esquí.
Otra pista legendaria de Val d’Isére, y uno de los descensos “obligatorios“ para todo amante del esquí que se precie es la pista “Ancolie“. Además, quien baje esta pista en compañía de un profesor de la escuela de esquí ES.F. recibe a su llegada el diploma “Bellevarde“, independientemente del tiempo que haya necesitado para recorrer el trayecto.
Los que prefieran practicar esquí en pistas de menor dificultad también se encuentran como pez en el agua en Val d’Isère, y es que no es extraño encontrar juntas en una misma ladera pistas rojas, azules y verdes. Directamente desde la estación de Val d’Isère se puede llegar rápida y fácilmente a cualquiera de las áreas de la zona de esquí. Por ejemplo, el funicular subterráneo Funival lleva a los esquiadores desde el distrito La Daille hasta Rocher de Bellevarde; desde Joseray una telecabina sube hasta la cumbre y otra telecabina y un telesilla con protección contra el frío y la lluvia asciende hasta Tête du Solaise; y desde el barrio Le Fomet lleva a los esquiadores a Col de l'Iseran. Otra de las muchas ventajas de Val d’Isère es que en los remontes no suele haber colas de espera y que, de las 67 pistas en total con las que cuenta la estación, 15 están reservadas completamente para los principiantes que, además, tienen 7 remontes con las que pueden subir de forma completamente gratuita desde la estación.
Pasar las vacaciones de esquí en Val-d’Isère no solo merece la pena por su excelente oferta en pistas y por las innumerables ventajas que ofrece este dominio de esquí, sino porque, a pesar de toda su infraestructura moderna, Val-d’Isère ha sabido conservar con encanto las huellas de su pasado y ofrece un marco único e incomparable en el que disfrutar de un entorno auténtico y original. El casco histórico del pueblo, del que destacan algunas casas saboyanas tradicionales, una pequeña iglesia con cementerio, así como la capilla de Saint Roche, erigida en 1653 para proteger a la población de la peste, conforman el corazón del elegante y exclusivo municipio de Val d’Isère. Además, su arquitectura característica marcada por un estilo rustico, en el que predominan la madera, las piedras y los tejados de pizarra, se impone en toda esta localidad, dividida en los dos distritos La Daille y Le Fornet.
La estación de Val d’Isere es una de las más completas en cuanto a actividades complementarias se refiere. Tras la jornada de esquí por las pistas de Espace Killy, la estación ofrece su versión más chic.
Uno de los principales atractivos es el senderismo, diversas rutas a pie, o en bicicleta, para dejarse sorprender por la belleza del paisaje.
Si prefieres relajarte, ponte en manos de profesionales: en el centro deportivo- acuático de la estación de Val d’Isere, podrá disfrutar de 250 metros de piscinas cubiertas, Spa, servicios de masajes, zona wellness, todo tipo de infraestructuras que recuperarán tu cuerpo para nuevas jornadas sobre los esquís.
Para la cena, con más de 20 restaurantes, en Val d’Isere las opciones para cerrar un día de montaña con buena comida y música de fondo están garantizadas.
Cuando el teleférico cierra, empiezan las fiestas que duran muchas veces hasta altas horas de la noche. Por ello, se comienza aquí la noche tomando algo en el "Boubou-Bar" o en el moderno "Cafe Face". Si aún tienes fuerzas puedes visitar uno de los clubs nocturnos "Le Graal" o "Dicks Tea Bar" que abren hasta la madrugada.
Quien quiera disfrutar de otras actividades deportivas puede ir a la pista de hielo a al polideportivo con pared de escalada y campos para varias modalidades de deporte.
Un lugar ideal para las familias es la pista de trineo de 1 km en el teleférico Savonette.
